¡IMPONER EL MAOÍSMO, APLASTAR EL REVISIONISMO!

30/1/12

ALFARO, LA REVOLUCIÓN LIBERAL Y EL CAPITALISMO BUROCRÁTICO



Al cumplirse 100 años del asesinato de Eloy Alfaro, la gran burguesía, facción burocrática, y el revisionismo de viejo y nuevo cuño, buscan tergiversar la historia para confundir a las masas populares y así engancharlas en los proyectos reaccionarios de unos y otros respectivamente.

ALFARO Y LA REVOLUCIÓN LIBERAL

El gobierno fascista de Correa viene planteando que es el sucesor de Eloy Alfaro y que la “revolución ciudadana” es la continuación de la “revolución liberal”. Por su lado, los revisionistas del viejo PC y el PS-FA dicen que Alfaro es parte del ideario “socialista”; mientras que el MPD habla de que con la revolución liberal se produjeron “grandes y profundos cambios” en el país.

La realidad es muy diferente.

Eloy Alfaro comandó una revolución democrático-burguesa de viejo tipo que quedó inconclusa pues no resolvió los dos problemas fundamentales, el nacional y de la tierra, que permanecieron pendientes aún después de las luchas independentistas de 1810-1830.

La Revolución Liberal quedó inconclusa por dos razones básicas: por un lado, se produce entre los años 1895 y 1906, cuando el capitalismo pasaba de la fase de libre empresa a la fase de monopolio o imperialismo. Analizar esto es muy importante, pues una cosa es el capitalismo en sus fases mercantilista y de libre empresa y otra muy diferente cuando ingresa a la etapa de monopolio.

En la fase mercantilista y de libre empresa (siglos XVII, XVIII y XIX) el capitalismo estaba en ascenso, en florecimiento, de una u otra manera era revolucionario frente al feudalismo y buscaba liquidarlo para poder establecer las relaciones capitalistas de producción en todo el mundo. En esas condiciones la burguesía era revolucionaria en distintos grados y podía dirigir a cabalidad la revolución democrática.

En cambio cuando inicia el siglo XX, el capitalismo avanza a su fase superior y última: el imperialismo, esto es la reacción en toda la línea. Ya no es un capitalismo en ascenso sino en descenso, ya no está floreciendo sino moribundo y en descomposición. En estas condiciones la burguesía ya no puede dirigir a cabalidad y consecuentemente la revolución democrática, sino exclusivamente el proletariado.

Este es el marco histórico mundial en el cual se produjo la Revolución Liberal y por lo que no pudo avanzar a cumplir las tareas fundamentales.

Fue precisamente por esta encrucijada histórica, que muchos de los liberales no quisieron realizar más que tibias reformas y por lo que procedieron a abortar los débiles intentos revolucionarios de Eloy Alfaro y sus lugartenientes, concluyendo con su asesinato el 28 de enero de 1912.

EL INICIO DEL CAPITALISMO BUROCRÁTICO EN EL ECUADOR

Si analizamos los “logros” de la Revolución Liberal veremos que estos son muy incipientes frente a lo que debería haber cumplido.

Separar la Iglesia del Estado, fomentar la educación de la mujer, construir algunos colegios nacionales, implementar la figura jurídica del divorcio, establecer algunas libertades públicas y completar la construcción del ferrocarril… pero ¿dónde quedaron la industrialización y la repartición de la tierra?

La Revolución Liberal no industrializó al Ecuador, esto debido a que dicho proceso no terminó con la semi-colonialidad en la que nos mantenía Inglaterra (desde los tiempos de la denominada independencia) dominio que fue paulatinamente reemplazado por el imperialismo norteamericano.

Decir que la construcción del ferrocarril fue una gran proeza constituye un desconocimiento histórico profundo en el mejor de los casos. El ferrocarril ya funcionaba en varios países europeos y en Norteamérica en el siglo XVIII. A nuestro país dicha máquina llegó con dos siglos de retraso y vino importada desde Inglaterra, lo único que construyó la revolución liberal fue el trazado geográfico por donde recorrería el tren.

Nunca hubo industrialización alguna, salvo la que el imperialismo promovió en función de sus intereses, esto es industria liviana y de ensamblaje, con un riguroso control de patentes; todo esto acompañado de una economía primaria y extractivista.

De igual manera, el problema de la tierra quedó casi totalmente intocado; los terratenientes y sus grandes haciendas no fueron afectados, en lo fundamental, por la Revolución Liberal.

La Revolución Liberal no se equipara a las revoluciones democrático-burguesas sucedidas en Inglaterra en 1664, en Francia en 1789 y EEUU en 1776. Mientras en dichas revoluciones el capitalismo se abrió pasó sobre la base de la industrialización y el combate al feudalismo, con procesos dirigidos por una burguesía en ascenso, en nuestro país el capitalismo nació sometido al imperialismo y sin destruir la semi-feudalidad, dirigido por una burguesía débil y vacilante.

Esto es lo que dio comienzo al desenvolvimiento del capitalismo burocrático en el Ecuador.

Un siglo después de la Revolución Liberal, nuestro país sigue sin resolver dos temas fundamentales: el problema nacional y el problema de la tierra.

No tenemos soberanía ni independencia nacional más que en términos formales; quien dirige el destino de Ecuador es el imperialismo, principalmente EEUU y China sobre la base del chantaje financiero, comercial, diplomático, militar; la alienación cultural, etc. Consiguientemente con esto no tenemos desarrollo industrial propio, tan solo industria liviana y de ensamblaje; vivimos con una economía primaria y extractivista.

La tierra está concentrada en pocas manos: varios miles de terratenientes son dueños de 6 millones de hectáreas distribuidas en haciendas agrícolas, ganaderas y turísticas a lo largo y ancho del país, mientras que cerca de 800 mil familias campesinas tienen poca tierra o no la tienen.

EL ALFARISMO, COMPONENTE DE UNA CORRIENTE SOCIAL-DEMÓCRATA BURGUESA

El gobierno de Correa busca apoderarse de la figura de Eloy Alfaro, básicamente con fines corporativos y electoreros. Esta actitud es propia de los regímenes fascistas: tratar de utilizar el pasado histórico de una nación, tergiversándolo y acomodándolo al discurso oficial para legitimarse ante las masas. Así por ejemplo Hitler y Mussolini escarbaban en el pasado inmediato y mediato de Alemania e Italia respectivamente para decir que ellos son los “continuadores” de tal o cual proceso o líder histórico.

Para esto, Alianza País ha utilizado a algunos sectores oportunistas como por ejemplo Tomás Borges fundador del FSLN, Mireya Cárdenas de los restos de AVC y Galo Mora, conocido por su filiación con el viejo partido comunista. Todos ellos se prestan para estos shows reaccionarios a cambio de un plato de lentejas que les da el viejo Estado.

Por su lado, el revisionismo y un sector de la burguesía burocrática trata de presentar a Eloy Alfaro y la Revolución Liberal como componentes de la lucha por el “socialismo”. Esto es totalmente descabellado. Alfaro y los liberales lucharon por instaurar el capitalismo, se guiaron por la ideas de la Revolución Francesa y en modo alguno podían o pueden representar ideales socialistas. Tratar de acomodar a Alfaro en la lucha por el “socialismo” es una línea de revisionismo y oportunismo político extremos.

En su tiempo, Eloy Alfaro y el sector más avanzado de los liberales, representaban la lucha revolucionaria dentro del marco de la revolución democrática. Pero en nuestro tiempo, el alfarismo como concepción ya no puede ser la guía para la revolución democrática de nuevo tipo que necesita el Ecuador, mucho menos en la lucha por el socialismo.

Levantar el alfarismo en nuestros días es tanto como pretender asumir los pensamientos de Montesquieu, Robespierre, Voltaire, Lincoln y otros burgueses para direccionar la lucha por el socialismo. Por tal razón, levantar en la actualidad el alfarismo pretendiendo hacerlo pasar como corriente revolucionaria es una falsedad que encubre en la realidad una corriente social-demócrata burguesa y por ende, reaccionaria.

Eso es lo que hacen sobre todo las burguesías burocráticas: Chávez utiliza la figura de Simón Bolívar; los Castro en Cuba usan a José Martí; en Nicaragua, Ortega se vale de Sandino, etc.

Igualmente el revisionismo y el oportunismo político: en nuestro país, los alfaristas de AVC acabaron claudicando ante el gobierno de la burguesía burocrática de Rodrigo Borja y hoy co-gobiernan con el fascista Correa; el PCMLE también comenzó a declararse alfarista poniendo a Alfaro como la guía ideológico-política de los GCP, razón por la cual éste grupo y otras sucursales del revisionismo hoxhista se van diluyendo en la social-democracia cada vez con más fuerza.

LA POSICIÓN IDEOLÓGICA DE LOS COMUNISTAS

-Los comunistas y revolucionarios valoramos el esfuerzo de Eloy Alfaro y los liberales más avanzados en su intento por plasmar la revolución democrático-burguesa; pero realizamos esa valorización en su justa dimensión, no tratando de “estirarla” para hacerla pasar como una gran revolución que cumplió las tareas principales y tampoco como parte de la lucha por el socialismo.

-Esta revolución quedó inconclusa debido a las condiciones históricas en las que se presentó; no resolvió el problema nacional y de la tierra.

-El gobierno utiliza la figura de Alfaro con fines fascistas, hay que desenmascararlo.

-El alfarismo jamás puede ser la guía para la revolución democrática de nuevo tipo pendiente en nuestro país, peor aún en la lucha por el socialismo.

-Las guías ideológicas, políticas y organizativas para la lucha por la Nueva Democracia, el Socialismo y el Comunismo, son los grandes dirigentes que ha formado el proletariado en más de 150 años: Carlos Marx, Federico Engels, Lenin, Stalin, Mao Tse Tung; y otros destacados revolucionarios como José Carlos Mariátegui, el Presidente Gonzalo, Charú Mazumdar…y a nivel nacional Milton Reyes, Rosita Paredes, Jorge Tinoco, Miguel Poso.

-Hay que seguir combatiendo al imperialismo, el gobierno fascista y el revisionismo; seguir difundiendo el Maoísmo entre las masas, seguir generando una nueva corriente revolucionaria, entendiendo que ahora estamos sembrando y que en unos años la cosecha será victoriosa.

COMITÉ DE RECONSTRUCCIÓN

PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR

29/01/2012