¡Proletarios de todos los países, uníos!
Desde hace algunos meses atrás se viene
generando un debate al interior de nuestra organización respecto a cómo
entender, desde la concepción comunista, diversos aspectos como: dar la vida
por la revolución, la familia, lo qué es o no moral, y otros temas.
Estos puntos tienen un peso específico
en el desarrollo del Partido Comunista de nuevo tipo, pues ser comunista no es
solo estudiar a los clásicos del marxismo, ir a una reunión, participar de una
huelga o empuñar un arma, es eso y mucho más, es toda una concepción armónica
del mundo, es una nueva vida, como diría Mariátegui una ciencia, pasión, llama
y vida.
Estos temas si no son tratados
correctamente pueden convertirse en la puerta de entrada a las ideas
revisionistas, a la claudicación. Realizamos este trabajo esperando que
nuestros aciertos y errores sirvan a los comunistas y revolucionarios del
Ecuador y otras latitudes. Tener claridad en estas cuestiones nos permitirá
asumir de mejor manera la lucha contra el imperialismo, la reacción y el
revisionismo.
-Dar la vida por el Partido y la Revolución
Cuando participamos en la lucha de
clases y vamos avanzando en la comprensión de la ideología del proletariado llega
un momento en que todos decimos estar dispuestos a dar la vida por el Partido y
la Revolución. Sin embargo, ese criterio a veces se torna confuso. Algunas
personas piensan que dar la vida por el Partido y la Revolución es morir de un
balazo o en general en medio de un combate y listo. Si efectivamente eso es una
parte importante de dar la vida por el partido y la revolución, pero no lo es
todo. Debemos entender que dar la vida por el partido y la revolución es algo
que se cumple cada día, en medio del trabajo revolucionario cotidiano; es
dormir menos para poder realizar mejor las actividades, es en ocasiones dejar
de comer bien por ejemplo cuando se realiza un gira por el campo o las
fábricas, es entregar para la causa una parte del poco dinero que se tiene, es
dar nuestro tiempo y nuestra juventud para la revolución y fundamentalmente
subordinar los proyectos personales al proyecto colectivo del Partido, todo
esto con la firme perspectiva de la Guerra Popular.
Un claro ejemplo de esto es la vida y
obra de Lenin, quien no murió de un balazo o en un combate, pero si murió
relativamente joven (54 años) de una apoplejía que fue causada por los largos
años de intenso trabajo intelectual, la mala alimentación en el destierro y la
fatiga física del enorme trabajo organizativo que realizó. Lenin dio todo de sí
para el Partido bolchevique y la Revolución soviética, dio toda su juventud, su
intelecto, su sangre y su ser.
Por todo esto, dar la vida por el
Partido y la Revolución no debe convertirse es un simple Slogan, sino en una
consigna con profundas consecuencias prácticas, y no es solamente en medio de
un combate sino a lo largo de toda nuestra existencia.
-La duda y el temor
Los comunistas nos enfrentamos a este
viejo orden de opresión, luchamos contra el imperialismo, la reacción y el
revisionismo, en esas condiciones estamos dentro de las probabilidades de caer
presos, ser torturados, golpeados en la calle, expulsados de nuestros sitios de
estudio y/o trabajo, etc., lo que sumado a lo duro y complejo que es el proceso
de organizar la revolución, dan lugar al surgimiento de dudas y temores, lo que
hay que tratar de forma marxista.
Como comunistas partimos del
materialismo dialéctico e histórico, cuya ley principal y fundamental es la
contradicción (unidad y lucha de contrarios). La ley de la contradicción se
expresa en todas las cosas y fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el
pensamiento. En ese sentido todo tiene un lado de desarrollo y otro de
caducidad, lo nuevo y lo viejo entran en pugna permanentemente; esto se expresa
al interior del pensamiento de los comunistas como la lucha entre la línea roja
y la línea negra. Es decir, no existe comunista 100%. Cada día es una lucha por
afirmarse en la ideología del proletariado, por organizar a las masas, por
jalonar al conjunto del Partido hacia adelante.
Los comunistas no podemos actuar como
los monjes medievales que sostenían que cualquier indicio de duda en sus
feligreses era muestra de profunda “debilidad” y debía ser aplastado mediante
la “Santa Inquisición”…
Al contrario, la duda y el temor entre
los comunistas no es malo en sí mismo, pues es parte del proceso de lucha de
dos líneas que, como reflejo de la lucha de clases en la sociedad, se expresa
en el Partido. Dudar y tener temor se convierte en algo negativo cuando dejamos
que esas dudas y temores avancen, cuando no las combatimos teórica y
prácticamente, cuando dejamos que se desarrollen hasta convertirse en peligro
de deserción o capitulación. Milton Reyes, un gran comunista maoísta de
Ecuador, decía: “La cobardía no es más que el miedo consentido, y la valentía
el miedo dominado”.
Al respecto vale tener muy presente las
enseñanzas del Presidente Gonzalo: “¿Temor?.
Creo que es una contradicción, temer y no temer; el problema es tomar la
ideología y potenciar en nosotros el valor, es la ideología la que nos hace
valientes, la que nos da valor. A mi juicio, nadie nace valiente, es la
sociedad, la lucha de clases las que hacen valientes a los hombres y a los
comunistas, la lucha de clases, el proletariado, el Partido y la ideología.
¿Cuál podría ser el máximo temor?, ¿morir?; como materialista creo que la vida
termina algún día, lo que prima en mí es ser optimista, con la convicción de
que la labor a la cual sirvo otros la han de proseguir la llevarán hasta el
cumplimiento de nuestras tareas definitivas, el comunismo. Porque el temor que
podría tener sería el que no se prosiguiera, pero ese temor se disuelve cuando
uno confía en las masas.” (Presidente Gonzalo, 1988).
Por tales razones como comunistas no
debemos sentirnos afligidos por la duda y el temor en sí, pero debemos
combatirlos con la lucha de dos líneas de forma sistemática.
-La familia, el frente interno
Mao Tsetung nos enseña que en toda
sociedad dividida en clases sociales, todas las ideas sin excepción llevan un
sello de clase. Esto debemos tenerlo muy presente al momento de analizar el
carácter de la familia y su incidencia en la vida de los comunistas.
La familia, dentro del capitalismo, es
una institución tradicional, núcleo económico y cultural de la vieja sociedad,
por lo tanto de una u otra forma, directa o indirectamente, termina
reproduciendo el sistema. Más aun, el código civil burgués de Ecuador, así como
de la gran mayoría de países concibe al matrimonio como un “contrato solemne,
entre un hombre y una mujer, para procrear, cuidarse mutuamente y generar una
sociedad de bienes”. Si los comunistas no comprendemos profundamente esta
verdad, corremos el riesgo de ser absorbidos por el sistema.
Los comunistas tenemos dos tipos de
familias: la vieja familia sanguínea-biológica, y la nueva familia ideológica
que es el Partido Comunista; a la primera la denominamos el frente interno pues
por periodos prolongados convivimos con ellos de una u otra forma.
El sistema capitalista, como decía Lenin,
se reproduce una y mil veces, de muchas formas en la vida cotidiana inclusive
de la pequeña producción. Por tanto el sistema tiene como mecanismo de
ordenamiento y control social no solo a las fuerzas represivas, sino otros
instrumentos –como la familia- que son más sutiles, más refinados, pero no por
eso menos eficaces. ¿A qué comunista no
le sucede o lo sucedió que la vieja familia sanguínea le juzga mal por ser
ateo?, ¿Acaso no presionan los tíos, primos, etc., porque el camarada “ya tiene
30 años” y no se casa, no tiene hijos?, ¿No plantean los novios y novias una
vida “cómoda” y “color de rosa” que no está en la agenda de los comunistas?.
Con esto no pretendemos negar la posibilidad de la existencia de familias
democráticas o incluso comunistas, pero en este sistema eso es la excepción y
no la regla.
Debemos manejar con estrategia al
frente interno, o bien democratizarlo o lograr una relativa neutralidad de
ellos hacia nuestra ideología y acciones. Y lo más importante, no ceder al
chantaje sentimentalista pequeño-burgués que es usual para quebrar la moral de
los comunistas.
Si no fuera por nuestra propia
experiencia, aún creeríamos que estos temas son ligeros y no tienen peso dentro
de la vida del Partido. Pero la vida nos ha demostrado lo contrario. Algunos
desertaron presionados por sus familias, chantajeados económica y moralmente,
pero sobretodo porque nunca tuvieron una posición marxista al respecto.
Planteamos que con los frentes internos debemos ser equilibrados: nadie niega
el cariño que se puede sentir y dar hacia los padres, hijos, hermanos, novia,
etc., pero de ahí a que nos dejemos chantajear por ese sentimiento, hay una
gran diferencia entre ser un pequeño-burgués que juega a hacer la revolución, y
un comunista que, firme en sus principios y convicciones, no se deja quebrar.
Más aún, los comunistas debemos
aferrarnos a nuestra segunda familia, el Partido. Debemos generar un ambiente
de camaradería, respeto y apoyo mutuo entre los comunistas, pues al fin y al
cabo la familia sanguínea se acaba: los padres envejecen y se mueren, los hijos
van creciendo y se van, buscan su propio camino; los hermanos hacen lo mismo,
las parejas se separan…lo único que nos queda fijo a los comunistas es el
Partido, aún cuando el Partido sufra un grave revés o lo destruyan, seguirá
siendo el Partido, los que quedemos del Partido para reconstituirlo, para
seguir adelante, esa es nuestra verdadera familia, con quienes nos unimos por
un gran ideal, por la transformación revolucionaria de la sociedad.
-La felicidad
El imperialismo y la burguesía generan
sus parámetros de lo que es la “felicidad”: mucho dinero, grandes propiedades,
no trabajar, vivir como un “rey”, no “preocuparse” de los problemas sociales,
pasearse por el mundo, andar vestido lujosamente, comer grandes banquetes,
andar de fiesta en fiesta toda la vida, tener una gran familia, etc. Ese
concepto reaccionario de felicidad se reproduce en todas las clases sociales,
sobretodo en la pequeño-burguesía, que como su mismo nombre lo indica son
“burgueses” en “chiquito”. Hay momentos que tan grande es la ofensiva
reaccionaria que a algunos comunistas y revolucionarios les genera un
sentimiento de “infelicidad” o de que “algo les falta”.
Los comunistas debemos ver la felicidad
desde la perspectiva del proletariado. Cuando en una ocasión a Carlos Marx le
preguntó su hija ¿qué es la felicidad para ti?, Marx le respondió: es la lucha.
Para nosotros la felicidad tiene un parámetro radicalmente opuesto al de la
burguesía.
Felices somos cuando estamos organizando
a las masas, cuando nos dedicamos a leer un libro o ponencia de los comunistas
de cualquier latitud del mundo, cuando toca la reunión del Partido y nos
volvemos a ver con un lejano camarada, cuando conocemos más a fondo la ciencia
y sus grandes avances, cuando escuchamos la Internacional y nos vibra más
fuerte el corazón, cuando nos involucramos en el arte militar revolucionario,
cuando escribimos plasmando en el papel los mejores pensamientos
revolucionarios, cuando formamos nuevos comunistas y los vemos como los
continuadores de nuestra causa, cuando visitamos un museo y aprendemos de
cultura, cuando hacemos un merecido brindis con los camaradas y compañeros,
etc.
Más aún los comunistas somos felices
porque vivimos intensamente, sabiendo que es la única vida y una vez que ésta
concluye, se termina para siempre, para la eternidad.
-La moral y los valores
A menudo el imperialismo y la burguesía
trata de mostrar a los comunistas y revolucionarios como “inmorales”, que
practicamos y difundimos “anti-valores” y que en definitiva son los valores
actuales los únicos valederos.
Esto también golpea en momentos a la
convicción de los comunistas, sobre todo cuando no está clara la concepción
marxista de la moral y los valores.
Partimos de una categoría marxista: no
existen valores o moral eterna o al margen de las clases sociales; al
contrario, cada modo de producción genera sus propios valores y a su vez cada
clase social genera sus propias nociones de moral.
Así por ejemplo el valor “libertad”
tiene diferentes nociones según la época y la clase social: en el esclavismo la
libertad era el derecho de los esclavistas para comprar y vender tantos
esclavos quisieran como sus medios les permitieran; en el feudalismo la
libertad consistía en que al campesino ya no le podía matar el señor feudal,
pero en cambio le debía la servidumbre; mientras que en el capitalismo, la
libertad es el derecho de los grandes burgueses para explotar el trabajo
asalariado, del imperialismo para invadir países, y claro el obrero también es
“libre” de elegir en que empresa le contratarán y explotarán.
Para los comunistas, lo que sirve a la
revolución es moral y lo que impide el avance de las fuerzas democráticas y
revolucionarias es inmoral. Nuestros valores son la camaradería, el compañerismo,
el colectivismo, la lucha popular, la rebelión armada, el laicismo, el
conocimiento científico, el trabajo, el internacionalismo proletario, el
combate al revisionismo, el amor al pueblo, la nueva cultura. No podemos
dejarnos confundir con los falsos moralismos de la burguesía y el revisionismo,
por ejemplo la negra experiencia en el PCMLE donde hasta se casaban por la
Iglesia como algo aceptable y donde nos decían en las protestas callejeras “no
se junten con los lumpen”; o como la burguesía que plantea que la convivencia
sin casarse es “vivir como perros”, sin respaldo legal alguno y sin la
“bendición de Dios”. En nuestra vida
diaria debemos practicar los valores morales revolucionarios.
-La cultura
“La cultura revolucionaria es una poderosa arma
revolucionaria para las grandes masas del pueblo. Antes de que se produzca la
revolución, prepara ideológicamente el terreno, y durante ella, constituye una
parte necesaria e importante del frente general de la revolución.” Mao Tsetung
La vieja sociedad genera su cultura
retrógrada, individualista, llena de prejuicios y supersticiones, que como una
corriente recorre la vida de las masas. Contra esa vieja cultura debemos
combatir.
Los comunistas debemos afirmarnos en
primer lugar en la nueva cultura, la del proletariado, que la Revolución de
Octubre y la Revolución China nos dejaron importantes lineamientos. Tenemos la
música, poesía, pintura, filmes, himnos, etc., del Partido Comunista y las
masas populares, sobre todo la experiencia de la Gran Revolución Cultural
Proletaria.
En segundo lugar, debemos conocer y
aprovechar todo el acumulado democrático y progresista que ha generado la
humanidad en su largo devenir.
Con esto podemos forjar una poderosa
herramienta de auto-afirmación comunista y entre las masas de nuevos valores
morales, una concepción científica, etc. La personalidad del comunista no solo
se forma con las lecturas de los clásicos, en la huelga, en medio de la lucha
armada, se forma también y de una manera vigorosa con la cultura, tanto la
nueva cultura como los elementos democráticos y progresistas de la cultura en
general.
Un ejemplo de esto es la sesión de
clausura del Primer Congreso del PCP: vestían uniformes azules similares a los
utilizados por la juventud comunista en China en 1930 y cantaron la
Internacional; después el Comité Central al mando del Presidente Gonzalo, realizó
un brindis y bailaron la canción “Zorba, el Griego”. Esto a simple vista no es
comprensible para muchos; pero analizando, esa canción pertenece a una película
democrática que lleva el mismo nombre y fue utilizada como himno de la
resistencia popular de los griegos contra las dictaduras de los años 70 y 80
del otro siglo.
De igual manera, en el libro “Historia
del Partido Comunista Bolchevique de la URSS”, en el capítulo final Stalin
utiliza una fábula griega para ejemplificar la relación del Partido con las
masas.
Otro ejemplo es la correcta combinación
en el campo ecuatoriano, de las banderas rojas revolucionarias con las
actividades culturales del “Inti Raymi” (fiesta del sol, de la cosecha).
-Servir desinteresadamente al pueblo, de todo corazón
“El comunista debe ser sincero y franco, leal y activo,
considerar los intereses de la revolución como su propia vida y subordinar sus
intereses personales a los de la revolución. En cualquier momento y dondequiera
que esté, ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente
contra todas las ideas y acciones erróneas, a fin de consolidar la vida
colectiva del Partido y su ligazón con las masas; ha de preocuparse más por el
Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí
mismo. Sólo una persona así es digna de llamarse comunista.” (Mao Tsetung).
Los comunistas debemos estar claros que
el futuro de nuestras vidas debe estar vinculado estrechamente al camino de la
revolución. Ver nuestro futuro como pequeños-burgueses, como personas comunes,
solo refleja la falta de afirmación comunista y el peligro de deserción.
Debemos trabajar por la revolución
desinteresadamente, sin ningún cálculo personal de acomodo ni con un as bajo la
manga por si acaso “fracasemos”. Es incompatible con la revolución un “comunista”
que se desviva por tener varios títulos académicos, por formar una familia al
estilo pequeño-burgués, ahorrando en el banco para su “vejez”, etc., calculando
un futuro interés personal. Eso conduce, tarde o temprano, al revisionismo.
Los comunistas no negamos el desarrollo
de la personalidad de los militantes, inclusive de algunos de sus sueños
personales, siempre y cuando esos anhelos tengan un mínimo de relación con el
proyecto partidario y no se constituyan en una traba para el desarrollo del
propio cuadro y del colectivo, sin olvidar ni por un instante que toda nuestra
labor de comunistas tiene como norte iniciar y desarrollar la Guerra Popular
bajo los tres principios: ¡La rebelión se justifica!, ¡El poder nace del
fusil!, y, ¡Salvo el poder, todo es ilusión!.
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Esperamos sinceramente que este
documento contribuya a la afirmación de los comunistas y revolucionarios tanto
en el Ecuador como en el extranjero; que permita colectivamente asumir el punto
de vista marxista-leninista-maoísta sobre estos temas no tan directamente
políticos pero que inciden seriamente en el Partido, y sobre todo que en la
medida en que se los estudie y aplique de forma creadora nos ayuden a organizar
nuestras vidas para ponerlas al servicio del proletariado y la Revolución.
SECRETARIADO DEL COMITÉ DE RECONSTRUCCIÓN
PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR
01/11/2012