¡IMPONER EL MAOÍSMO, APLASTAR EL REVISIONISMO!

1/11/12

LOS COMUNISTAS: CIENCIA, PASIÓN, LLAMA Y VIDA


¡Proletarios de todos los países, uníos!

Desde hace algunos meses atrás se viene generando un debate al interior de nuestra organización respecto a cómo entender, desde la concepción comunista, diversos aspectos como: dar la vida por la revolución, la familia, lo qué es o no moral, y otros temas.

Estos puntos tienen un peso específico en el desarrollo del Partido Comunista de nuevo tipo, pues ser comunista no es solo estudiar a los clásicos del marxismo, ir a una reunión, participar de una huelga o empuñar un arma, es eso y mucho más, es toda una concepción armónica del mundo, es una nueva vida, como diría Mariátegui una ciencia, pasión, llama y vida. 

Estos temas si no son tratados correctamente pueden convertirse en la puerta de entrada a las ideas revisionistas, a la claudicación. Realizamos este trabajo esperando que nuestros aciertos y errores sirvan a los comunistas y revolucionarios del Ecuador y otras latitudes. Tener claridad en estas cuestiones nos permitirá asumir de mejor manera la lucha contra el imperialismo, la reacción y el revisionismo. 

-Dar la vida por el Partido y la Revolución

Cuando participamos en la lucha de clases y vamos avanzando en la comprensión de la ideología del proletariado llega un momento en que todos decimos estar dispuestos a dar la vida por el Partido y la Revolución. Sin embargo, ese criterio a veces se torna confuso. Algunas personas piensan que dar la vida por el Partido y la Revolución es morir de un balazo o en general en medio de un combate y listo. Si efectivamente eso es una parte importante de dar la vida por el partido y la revolución, pero no lo es todo. Debemos entender que dar la vida por el partido y la revolución es algo que se cumple cada día, en medio del trabajo revolucionario cotidiano; es dormir menos para poder realizar mejor las actividades, es en ocasiones dejar de comer bien por ejemplo cuando se realiza un gira por el campo o las fábricas, es entregar para la causa una parte del poco dinero que se tiene, es dar nuestro tiempo y nuestra juventud para la revolución y fundamentalmente subordinar los proyectos personales al proyecto colectivo del Partido, todo esto con la firme perspectiva de la Guerra Popular.

Un claro ejemplo de esto es la vida y obra de Lenin, quien no murió de un balazo o en un combate, pero si murió relativamente joven (54 años) de una apoplejía que fue causada por los largos años de intenso trabajo intelectual, la mala alimentación en el destierro y la fatiga física del enorme trabajo organizativo que realizó. Lenin dio todo de sí para el Partido bolchevique y la Revolución soviética, dio toda su juventud, su intelecto, su sangre y su ser.  

Por todo esto, dar la vida por el Partido y la Revolución no debe convertirse es un simple Slogan, sino en una consigna con profundas consecuencias prácticas, y no es solamente en medio de un combate sino a lo largo de toda nuestra existencia. 

-La duda y el temor

Los comunistas nos enfrentamos a este viejo orden de opresión, luchamos contra el imperialismo, la reacción y el revisionismo, en esas condiciones estamos dentro de las probabilidades de caer presos, ser torturados, golpeados en la calle, expulsados de nuestros sitios de estudio y/o trabajo, etc., lo que sumado a lo duro y complejo que es el proceso de organizar la revolución, dan lugar al surgimiento de dudas y temores, lo que hay que tratar de forma marxista.

Como comunistas partimos del materialismo dialéctico e histórico, cuya ley principal y fundamental es la contradicción (unidad y lucha de contrarios). La ley de la contradicción se expresa en todas las cosas y fenómenos de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En ese sentido todo tiene un lado de desarrollo y otro de caducidad, lo nuevo y lo viejo entran en pugna permanentemente; esto se expresa al interior del pensamiento de los comunistas como la lucha entre la línea roja y la línea negra. Es decir, no existe comunista 100%. Cada día es una lucha por afirmarse en la ideología del proletariado, por organizar a las masas, por jalonar al conjunto del Partido hacia adelante. 

Los comunistas no podemos actuar como los monjes medievales que sostenían que cualquier indicio de duda en sus feligreses era muestra de profunda “debilidad” y debía ser aplastado mediante la “Santa Inquisición”…
Al contrario, la duda y el temor entre los comunistas no es malo en sí mismo, pues es parte del proceso de lucha de dos líneas que, como reflejo de la lucha de clases en la sociedad, se expresa en el Partido. Dudar y tener temor se convierte en algo negativo cuando dejamos que esas dudas y temores avancen, cuando no las combatimos teórica y prácticamente, cuando dejamos que se desarrollen hasta convertirse en peligro de deserción o capitulación. Milton Reyes, un gran comunista maoísta de Ecuador, decía: “La cobardía no es más que el miedo consentido, y la valentía el miedo dominado”.

Al respecto vale tener muy presente las enseñanzas del Presidente Gonzalo: “¿Temor?. Creo que es una contradicción, temer y no temer; el problema es tomar la ideología y potenciar en nosotros el valor, es la ideología la que nos hace valientes, la que nos da valor. A mi juicio, nadie nace valiente, es la sociedad, la lucha de clases las que hacen valientes a los hombres y a los comunistas, la lucha de clases, el proletariado, el Partido y la ideología. ¿Cuál podría ser el máximo temor?, ¿morir?; como materialista creo que la vida termina algún día, lo que prima en mí es ser optimista, con la convicción de que la labor a la cual sirvo otros la han de proseguir la llevarán hasta el cumplimiento de nuestras tareas definitivas, el comunismo. Porque el temor que podría tener sería el que no se prosiguiera, pero ese temor se disuelve cuando uno confía en las masas.” (Presidente Gonzalo, 1988).

Por tales razones como comunistas no debemos sentirnos afligidos por la duda y el temor en sí, pero debemos combatirlos con la lucha de dos líneas de forma sistemática.

-La familia, el frente interno

Mao Tsetung nos enseña que en toda sociedad dividida en clases sociales, todas las ideas sin excepción llevan un sello de clase. Esto debemos tenerlo muy presente al momento de analizar el carácter de la familia y su incidencia en la vida de los comunistas.

La familia, dentro del capitalismo, es una institución tradicional, núcleo económico y cultural de la vieja sociedad, por lo tanto de una u otra forma, directa o indirectamente, termina reproduciendo el sistema. Más aun, el código civil burgués de Ecuador, así como de la gran mayoría de países concibe al matrimonio como un “contrato solemne, entre un hombre y una mujer, para procrear, cuidarse mutuamente y generar una sociedad de bienes”. Si los comunistas no comprendemos profundamente esta verdad, corremos el riesgo de ser absorbidos por el sistema. 

Los comunistas tenemos dos tipos de familias: la vieja familia sanguínea-biológica, y la nueva familia ideológica que es el Partido Comunista; a la primera la denominamos el frente interno pues por periodos prolongados convivimos con ellos de una u otra forma. 

El sistema capitalista, como decía Lenin, se reproduce una y mil veces, de muchas formas en la vida cotidiana inclusive de la pequeña producción. Por tanto el sistema tiene como mecanismo de ordenamiento y control social no solo a las fuerzas represivas, sino otros instrumentos –como la familia- que son más sutiles, más refinados, pero no por eso menos eficaces.  ¿A qué comunista no le sucede o lo sucedió que la vieja familia sanguínea le juzga mal por ser ateo?, ¿Acaso no presionan los tíos, primos, etc., porque el camarada “ya tiene 30 años” y no se casa, no tiene hijos?, ¿No plantean los novios y novias una vida “cómoda” y “color de rosa” que no está en la agenda de los comunistas?. Con esto no pretendemos negar la posibilidad de la existencia de familias democráticas o incluso comunistas, pero en este sistema eso es la excepción y no la regla.

Debemos manejar con estrategia al frente interno, o bien democratizarlo o lograr una relativa neutralidad de ellos hacia nuestra ideología y acciones. Y lo más importante, no ceder al chantaje sentimentalista pequeño-burgués que es usual para quebrar la moral de los comunistas. 

Si no fuera por nuestra propia experiencia, aún creeríamos que estos temas son ligeros y no tienen peso dentro de la vida del Partido. Pero la vida nos ha demostrado lo contrario. Algunos desertaron presionados por sus familias, chantajeados económica y moralmente, pero sobretodo porque nunca tuvieron una posición marxista al respecto. Planteamos que con los frentes internos debemos ser equilibrados: nadie niega el cariño que se puede sentir y dar hacia los padres, hijos, hermanos, novia, etc., pero de ahí a que nos dejemos chantajear por ese sentimiento, hay una gran diferencia entre ser un pequeño-burgués que juega a hacer la revolución, y un comunista que, firme en sus principios y convicciones, no se deja quebrar. 

Más aún, los comunistas debemos aferrarnos a nuestra segunda familia, el Partido. Debemos generar un ambiente de camaradería, respeto y apoyo mutuo entre los comunistas, pues al fin y al cabo la familia sanguínea se acaba: los padres envejecen y se mueren, los hijos van creciendo y se van, buscan su propio camino; los hermanos hacen lo mismo, las parejas se separan…lo único que nos queda fijo a los comunistas es el Partido, aún cuando el Partido sufra un grave revés o lo destruyan, seguirá siendo el Partido, los que quedemos del Partido para reconstituirlo, para seguir adelante, esa es nuestra verdadera familia, con quienes nos unimos por un gran ideal, por la transformación revolucionaria de la sociedad.  
  
-La felicidad 

El imperialismo y la burguesía generan sus parámetros de lo que es la “felicidad”: mucho dinero, grandes propiedades, no trabajar, vivir como un “rey”, no “preocuparse” de los problemas sociales, pasearse por el mundo, andar vestido lujosamente, comer grandes banquetes, andar de fiesta en fiesta toda la vida, tener una gran familia, etc. Ese concepto reaccionario de felicidad se reproduce en todas las clases sociales, sobretodo en la pequeño-burguesía, que como su mismo nombre lo indica son “burgueses” en “chiquito”. Hay momentos que tan grande es la ofensiva reaccionaria que a algunos comunistas y revolucionarios les genera un sentimiento de “infelicidad” o de que “algo les falta”. 

Los comunistas debemos ver la felicidad desde la perspectiva del proletariado. Cuando en una ocasión a Carlos Marx le preguntó su hija ¿qué es la felicidad para ti?, Marx le respondió: es la lucha. Para nosotros la felicidad tiene un parámetro radicalmente opuesto al de la burguesía. 

Felices somos cuando estamos organizando a las masas, cuando nos dedicamos a leer un libro o ponencia de los comunistas de cualquier latitud del mundo, cuando toca la reunión del Partido y nos volvemos a ver con un lejano camarada, cuando conocemos más a fondo la ciencia y sus grandes avances, cuando escuchamos la Internacional y nos vibra más fuerte el corazón, cuando nos involucramos en el arte militar revolucionario, cuando escribimos plasmando en el papel los mejores pensamientos revolucionarios, cuando formamos nuevos comunistas y los vemos como los continuadores de nuestra causa, cuando visitamos un museo y aprendemos de cultura, cuando hacemos un merecido brindis con los camaradas y compañeros, etc. 

Más aún los comunistas somos felices porque vivimos intensamente, sabiendo que es la única vida y una vez que ésta concluye, se termina para siempre, para la eternidad. 

-La moral y los valores

A menudo el imperialismo y la burguesía trata de mostrar a los comunistas y revolucionarios como “inmorales”, que practicamos y difundimos “anti-valores” y que en definitiva son los valores actuales los únicos valederos.

Esto también golpea en momentos a la convicción de los comunistas, sobre todo cuando no está clara la concepción marxista de la moral y los valores. 

Partimos de una categoría marxista: no existen valores o moral eterna o al margen de las clases sociales; al contrario, cada modo de producción genera sus propios valores y a su vez cada clase social genera sus propias nociones de moral. 

Así por ejemplo el valor “libertad” tiene diferentes nociones según la época y la clase social: en el esclavismo la libertad era el derecho de los esclavistas para comprar y vender tantos esclavos quisieran como sus medios les permitieran; en el feudalismo la libertad consistía en que al campesino ya no le podía matar el señor feudal, pero en cambio le debía la servidumbre; mientras que en el capitalismo, la libertad es el derecho de los grandes burgueses para explotar el trabajo asalariado, del imperialismo para invadir países, y claro el obrero también es “libre” de elegir en que empresa le contratarán y explotarán. 

Para los comunistas, lo que sirve a la revolución es moral y lo que impide el avance de las fuerzas democráticas y revolucionarias es inmoral. Nuestros valores son la camaradería, el compañerismo, el colectivismo, la lucha popular, la rebelión armada, el laicismo, el conocimiento científico, el trabajo, el internacionalismo proletario, el combate al revisionismo, el amor al pueblo, la nueva cultura. No podemos dejarnos confundir con los falsos moralismos de la burguesía y el revisionismo, por ejemplo la negra experiencia en el PCMLE donde hasta se casaban por la Iglesia como algo aceptable y donde nos decían en las protestas callejeras “no se junten con los lumpen”; o como la burguesía que plantea que la convivencia sin casarse es “vivir como perros”, sin respaldo legal alguno y sin la “bendición de Dios”.  En nuestra vida diaria debemos practicar los valores morales revolucionarios. 

-La cultura  
              
“La cultura revolucionaria es una poderosa arma revolucionaria para las grandes masas del pueblo. Antes de que se produzca la revolución, prepara ideológicamente el terreno, y durante ella, constituye una parte necesaria e importante del frente general de la revolución.” Mao Tsetung

La vieja sociedad genera su cultura retrógrada, individualista, llena de prejuicios y supersticiones, que como una corriente recorre la vida de las masas. Contra esa vieja cultura debemos combatir.   

Los comunistas debemos afirmarnos en primer lugar en la nueva cultura, la del proletariado, que la Revolución de Octubre y la Revolución China nos dejaron importantes lineamientos. Tenemos la música, poesía, pintura, filmes, himnos, etc., del Partido Comunista y las masas populares, sobre todo la experiencia de la Gran Revolución Cultural Proletaria.

En segundo lugar, debemos conocer y aprovechar todo el acumulado democrático y progresista que ha generado la humanidad en su largo devenir.
Con esto podemos forjar una poderosa herramienta de auto-afirmación comunista y entre las masas de nuevos valores morales, una concepción científica, etc. La personalidad del comunista no solo se forma con las lecturas de los clásicos, en la huelga, en medio de la lucha armada, se forma también y de una manera vigorosa con la cultura, tanto la nueva cultura como los elementos democráticos y progresistas de la cultura en general. 

Un ejemplo de esto es la sesión de clausura del Primer Congreso del PCP: vestían uniformes azules similares a los utilizados por la juventud comunista en China en 1930 y cantaron la Internacional; después el Comité Central al mando del Presidente Gonzalo, realizó un brindis y bailaron la canción “Zorba, el Griego”. Esto a simple vista no es comprensible para muchos; pero analizando, esa canción pertenece a una película democrática que lleva el mismo nombre y fue utilizada como himno de la resistencia popular de los griegos contra las dictaduras de los años 70 y 80 del otro siglo.

De igual manera, en el libro “Historia del Partido Comunista Bolchevique de la URSS”, en el capítulo final Stalin utiliza una fábula griega para ejemplificar la relación del Partido con las masas.

Otro ejemplo es la correcta combinación en el campo ecuatoriano, de las banderas rojas revolucionarias con las actividades culturales del “Inti Raymi” (fiesta del sol, de la cosecha).     

-Servir desinteresadamente al pueblo, de todo corazón

“El comunista debe ser sincero y franco, leal y activo, considerar los intereses de la revolución como su propia vida y subordinar sus intereses personales a los de la revolución. En cualquier momento y dondequiera que esté, ha de adherirse a los principios justos y luchar infatigablemente contra todas las ideas y acciones erróneas, a fin de consolidar la vida colectiva del Partido y su ligazón con las masas; ha de preocuparse más por el Partido y las masas que por ningún individuo, y más por los demás que por sí mismo. Sólo una persona así es digna de llamarse comunista.” (Mao Tsetung).

Los comunistas debemos estar claros que el futuro de nuestras vidas debe estar vinculado estrechamente al camino de la revolución. Ver nuestro futuro como pequeños-burgueses, como personas comunes, solo refleja la falta de afirmación comunista y el peligro de deserción. 

Debemos trabajar por la revolución desinteresadamente, sin ningún cálculo personal de acomodo ni con un as bajo la manga por si acaso “fracasemos”. Es incompatible con la revolución un “comunista” que se desviva por tener varios títulos académicos, por formar una familia al estilo pequeño-burgués, ahorrando en el banco para su “vejez”, etc., calculando un futuro interés personal. Eso conduce, tarde o temprano, al revisionismo.

Los comunistas no negamos el desarrollo de la personalidad de los militantes, inclusive de algunos de sus sueños personales, siempre y cuando esos anhelos tengan un mínimo de relación con el proyecto partidario y no se constituyan en una traba para el desarrollo del propio cuadro y del colectivo, sin olvidar ni por un instante que toda nuestra labor de comunistas tiene como norte iniciar y desarrollar la Guerra Popular bajo los tres principios: ¡La rebelión se justifica!, ¡El poder nace del fusil!, y, ¡Salvo el poder, todo es ilusión!.

*****

Esperamos sinceramente que este documento contribuya a la afirmación de los comunistas y revolucionarios tanto en el Ecuador como en el extranjero; que permita colectivamente asumir el punto de vista marxista-leninista-maoísta sobre estos temas no tan directamente políticos pero que inciden seriamente en el Partido, y sobre todo que en la medida en que se los estudie y aplique de forma creadora nos ayuden a organizar nuestras vidas para ponerlas al servicio del proletariado y la Revolución. 

SECRETARIADO DEL COMITÉ DE RECONSTRUCCIÓN
PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR

01/11/2012