Con
la muerte de Hugo Chávez se va terminando poco a poco un periodo específico del
capitalismo burocrático en Venezuela, aquel que revistió formas fascistas y
corporativas. Su sucesor Nicolás Maduro tratará de sostener ese proyecto, pero
no durará mucho. Con el gobierno de Hugo Chávez, el imperialismo y la gran
burguesía, facción burocrática, lograron detener por cerca de dos décadas la
lucha de las masas populares en Venezuela después de las luchas violentas del
“caracazo” en los años 90 del siglo pasado. Es decir, lograron conjurar la
rebelión de las masas pobres que se veía venir en ese país a fines del siglo
XX.
Más
allá del discurso “nacionalista” y “revolucionario” de Chávez, ¿en la práctica
qué cambios ha habido en Venezuela? Ninguno de trascendencia. Ese país sigue
siendo el principal proveedor de materias primas como el petróleo para los
países imperialistas incluido los propios EEUU. Venezuela no tiene industrias
pesadas de alta tecnología como propiedad del pueblo, tan solo de ensamblaje
automotriz, productos livianos, medicinas, etc.; en tanto que China y Rusia le
han otorgado préstamos por cerca de 135 mil millones de dólares para sostener
al viejo Estado burgués-terrateniente venezolano, es decir sigue siendo un país
semi-colonial. En el plano de las contradicciones en el campo, es precisamente
Venezuela uno de los países con mayor concentración de tierra en pocas manos,
con gran haciendas que llegan a tener varias decenas de miles de hectáreas
mientras hay millones de campesinos pobres con poca tierra o sin tierra a los
cuales se les engaña con las migajas de las misiones estatales, la
semi-feudalidad está intacta. En concreto, Chávez y su gobierno representan la
contra-revolución, el fascismo y el servilismo al imperialismo, más allá de los
discursos “nacionalistas” y de las dádivas que entrega a los pobres; en el
plano internacional cumplía el papel de sostener a otros gobiernos fascistas
como el de Rafael Correa en Ecuador, a los revisionistas hermanos Castro en
Cuba y otros.
La
muerte de Hugo Chávez y la paulatina terminación de su proyecto fascista van
quedando desenmascarados ante los ojos de las masas populares; ya pasó antes,
en el siglo XX, con los gobiernos fascistas y corporativos de la burguesía
burocrática de Velasco Alvarado en el Perú (décadas del 60-70), Juan Domingo
Perón en Argentina (años 50), Rodríguez Lara en Ecuador (años 70) y otros, que
luego de culminar sus periodos por completo, el pueblo se dio cuenta de la gran
estafa de la cual habían sido víctimas pues en la práctica siguieron siendo
pobres y los ricos estuvieron más ricos. Y claro, ese gran engaño contó –
¡cuándo no!-con la ayuda del revisionismo y el reformismo.
Por
otro lado, la muerte de Hugo Chávez, debilita el proyecto de las burguesías
burocráticas en la región, pues con la bonanza petrolera de Venezuela sostenía
a Cuba y otros países; a su vez era unos de los pilares del “socialismo del
siglo XXI” que es el “socialismo” deseado por el imperialismo, es decir puro
reformismo burgués condimentado con fascismo y corporativismo.
El
proletariado y los pueblos oprimidos, los comunistas y revolucionarios no
tenemos vela en este entierro burgués, no tenemos nada que llorar ni enlutar.
Que lloren la burguesía burocrática venezolana por la muerte de su caudillejo,
que lloren los gobiernos fascistas de Correa, Humala y Evo por la partida de su
compinche, que lloren los inversionistas petroleros norteamericanos y chinos
por la partida de su compañero de negocios, que lloren los reformistas, que
lloren los revisionistas hoxhistas como el PCMLE, o los seudo-maoístas como Echazú
en Bolivia u Odio de Clase en España, que lloren los incautos e ingenuos, los
confundidos y sin norte…, pues en la colina del pueblo debemos ver cómo
contribuir a una verdadera revolución en Venezuela.
¿Qué
revolución necesita Venezuela? La verdadera revolución en ese país es aquella
que confisque las grandes empresas, bancos y fábricas de la gran burguesía y
las ponga en administración directa por los consejos de obreros; que confisque
las grandes haciendas y las reparta gratuitamente entre los campesinos pobres
bajo la consigna “la tierra para quien la trabaja”; que rompa radicalmente con
la opresión imperialista, tanto EEUU, como China, Rusia o cualquier otro país
imperialista y que simultáneamente industrialice al país; es decir, la
revolución de Nueva Democracia que, bajo dirección proletaria, transforme a
Venezuela de un país semi-colonial y semi-feudal a un país independiente,
industrializado, próspero, democrático y de una gran cultura de masas, en rumbo
al socialismo y comunismo.
El
imperialismo, la reacción y el revisionismo, seguirán utilizando la figura de
Hugo Chávez en tanto y cuanto les permita seguir confundiendo y dividiendo a
las masas populares en América Latina, en tanto y cuanto les permita frenar y
descarrilar la lucha independiente de las masas populares y sobretodo en tanto
y cuanto les permita conjurar la rebelión de los oprimidos; sin embargo, poco a
poco en amplios sectores de masas se va despertando de este prolongado letargo,
y en ese camino, la figura y gobierno de Chávez quedarán en el olvido, como un
simple recuerdo más de las múltiples estafas políticas de las que ha sido
víctima el pueblo y de las que ya no deberá volver a caer; entonces, vendrá la
época de los verdaderos revolucionarios, la de los partidos comunistas maoístas
militarizados, la de las guerras populares en América Latina y el mundo entero
con rumbo al luminoso y dorado comunismo.
COMITÉ DE RECONSTRUCCIÓN
PARTIDO COMUNISTA DEL ECUADOR
06/03/2013